Erase una vez, cuando sentado estabas tú frente al ordenador; alejado de los ruidos que traen consigo la civilización y las angustias del pensamiento, en el momento preciso de la era de piscis, apto y curioso al preparar tu imaginación mediante lo existencial y cautivo de ti mismo.... mientras te adentrabas en lo profundo, en lo ficticio, en lo infante y lo netamente puro de tu alma...y de repente te sentiste bienvenido a:
Erase una vez, cuando sentado estabas tú frente al ordenador; alejado de los ruidos que traen consigo la civilización y las angustias del pensamiento, en el momento preciso de la era de piscis, apto y curioso al preparar tu imaginación mediante lo existencial y cautivo de ti mismo.... mientras te adentrabas en lo profundo, en lo ficticio, en lo infante y lo netamente puro de tu alma...y de repente te sentiste bienvenido a:
La enérgica destreza con que corrían los caballos y los perros con sus jinetes y sus amos respectivamente, armados y empuñando antorchas en medio de la ira desenfrenada de una multitud, provocaron un ruido escalofriante que se hizo más agudo al interior de los tímpanos de Andreas Jordi, quien en su trote asustado y de ligero desplazamiento le hacía temblar, sudar y correr más rápido, mientras pisoteaba la hierba húmeda, el fango y las rocas sin reparar en mirar atrás… -Morirás... Engendro del Demonio…- gritó un fornido hombre al lanzar una flecha que atino sobre las prendas de ropa con oscura tonalidad, que hacían perder de vista aparentemente la figura de aquel joven sentenciado a muerte, rompiendo finamente la capa que cubría sus hombros, mientras un paso en falso le hizo tropezar y caer a un profundo abismo hacia un río, durante un escalofriante episodio que para él, duro algo más de cuatro segundos mientras recordaba con lágrimas en sus ojos la imagen de su amada padeciendo en medio del fuego que carcomió sus carnes e hizo cenizas con sus huesos…- Córtenle la cabeza y cada uno de sus miembros a ese mal viviente…- pedía a gritos el monarca, mientras padecía de dolor al ver su mano desmembrada, derritiéndose entre el fuego, junto a los restos de la mujer del fugitivo.
¡Andreassssssss!...- Sintió la voz de sus dos hermanos gritarle con llanto y preocupación mientras padecía suspendido en el aire, al caer segundo a segundo y recordó claramente como una masa de gente extraña quemó sus cultivos, invadió su castillo y obligó a su mujer y a él a someterse ante los hierros incandescentes sobre su espalda y la de ella, mientras eran atados y torturados, para ser amarrados y en medio de la plebe ser expuestos en una hoguera. Recordó que despertó de su estado inconsciente y estando en el suelo, logró tomar su posición de rodillas, mientras sus pupilas enceguecían en llanto al ver a su amada morir por la furia egoísta de los dogmas humanos…esto pasó en el momento anterior a su saturada escapatoria. Estaba con el recuerdo de una gran cantidad de aceite hirviendo que alguien lanzo sobre su rostro, pero que en un momento, suspiró sin entender como sintió que era agua refrescante la que juagó sus mejillas y le inicio en ira para luego hacerle retomar fuerzas, desde su estado de impotencia y aparente reposo… momento en el cual, cayó a las apremiantes aguas de aquel agresivo río, avanzó con gran velocidad el agua y con un gran caudal desembocó con él, en lo profundo de una cascada, que le permitió tener dominio de sus propios músculos para así avanzar nadando hasta la orilla.
Presionaron al General de la Comarca, el Monarca, los sabios y el intérprete de los Vedas, - ¡ajustícienlooo!-, mientras sus tropas y los perros ya avanzaban buscando apresarlo, continúo corriendo y recordó la compañía que tenia de sus fieles hermanos Davidcitus y Armandino, el primero era el menor de los tres, consecuente en sus ideas, joven de idóneo proceder, diestro para la arquitectura y de sensatez extrema, el segundo hábil medico de animales, conocedor de ciencias biológicas y criaturas míticas; quienes acudieron a su ayuda antes que la persecución les tomara al acecho.
Cansado, agobiado y con la amargura en su rostro, el aliento de Andreas Jordi se agotaba mientras más exaltaba su rabia y sus recuerdos, mientras se detenía a tomar aire, reposando con sus manos sobre sus rodillas y escupiendo en su saliva los amargos momentos que le hacían padecer mientras sentía cada vez más cerca su muerte. Sintió el relincho de un caballo, y con el corazón palpitando con mayor intensidad, asomó su rostro tras de un árbol, cuando de pronto conoció la estampa de aquel joven jinete que se abalanzaba sobre aquella bestia para prestar ayuda a Jordi, su primogénito hermano. Abalanzó su cuerpo después de un gran esfuerzo por arribar sobre la silla del caballo y tomando las riendas pateó con el taco el vientre del animal, que salió tan rápido, con el afán de avanzar hacia sus tierras y encontrar algo que con tanto celo en su castillo había guardado.
Jordi y Armandino al galope, se sentían ya libres y a salvo, cuando una tremenda llamarada les sorprendió desde lo alto, los truenos en cierta medida con sus luces les cegaron por tres segundos mientras un estruendoso ruido asustaba a aquel caballo, - Tira la rienda Andreas… -, atinó con un gran grito Armandino para lograr domarlo, pero cuál sería la sorpresa, al caer los dos entre el fango y por los guerreros que les perseguían aún muy cerca de sus pasos, - Sigue tu hermanito…, mientras yo me oculto entre el rebaño, usa la tabla y no reveles aún lo que por tiempos desde nuestros ancestros hemos guardado…-, Corrió una vez más con los pies resbalando, en medio de una tormenta y un viento desesperado, hacia la cumbre, donde se hallaba su castillo con un secreto sagrado por el cual, sucumbió entre sueños su propia alma....
- Andreas, Andreas… te has vuelto a quedar dormido escribiendo, ¿qué te está pasando?, no deberías quedarte hasta tan tarde frente a ese computador…-, sugirió la joven amante, que de manera consternada ya se preocupaba por la salud de aquel joven poeta, al observar que sin más no poder decaía somnoliento ante tal reclamo, mientras se dirigían hacia el cuarto tambaleándose sin entender aún lo que en una visión en la mente de aquel joven se había aglutinado, para producir escritos algo reflexivos y complicados de entender en un renglón tras otro dentro de un archivo denominado; LARMANDAD del sueño apasionado, con todo lo que en una noche de sonambulismo sus dedos al son de lo que le dictaba la imaginación había relatado…por el cual, a través de sus ideas innatas, sucumbió una vez más entre sueños su propia alma como nunca antes se había narrado…
En el inicio de los tiempos, la conglomeración existencial del Universo se posaba suspendida en la nada, fluctuando entre la asimetría que proporcionaban las diversas dimensiones de lo físico y real, análogo a lo imaginado por la voluntad divina en un instante de composición y armonía, creándose un motor inmóvil de conciencia que se concentraba cada vez más hacia un punto, aún más diminuto que cualquier partícula existente, conteniendo en si mismo toda la presión el universo, hasta generarse tal cambio de posición y postura que provocó una explosión expansiva de naturaleza infinita.
Para disfrutar plenamente del libro LARMANDAD Y EL SUEÑO DEL POETA puedes acceder mediante los link que a continuación te presentamos de acuerdo al territorio en que te encuentres:
COLOMBIA
ITALIA
REINO UNIDO – UCRANIA
SUECIA
NORUEGA
ALEMANIA
ARGENTINA
BOLIVIA
BRASIL – PORTUGAL
CHILE
ECUADOR
ESPAÑA
EUROPA
ESTADOS UNIDOS
FRANCIA
MÉXICO
PARAGUAY
PERÚ
URUGUAY
VENEZUELA
OTROS PAÍSES
No hay comentarios:
Publicar un comentario